Mañana de niebla, tarde de Sol...

El amanecer del pasado día 13 fue bastante frío, por lo menos el Embalse del Ebro, donde la niebla se convirtió en la gran protagonista de la mañana.

Nuevamente la jornada se centró en la cola de Lanchares, el lugar que más me gusta del embalse y que por ello visito más asiduamente.

No soplaba ni la más mínima brisa, y el silencio sólo era roto de vez en cuando por el canto de los acentores más madrugadores.

Muy poco a poco la niebla comenzó a retirarse, y pronto las alondras comenzaron a dar rienda suelta a sus exhibiciones de celo. Además, ahora la visibilidad permitía distinguir a las primeras acuáticas sobre la lámina de agua.

Finalmente, a eso del mediodía, la niebla se disipó definitivamente dejando un día estupendo de calor y mucho Sol. ¡Por fin uno podía quitarse el abrigo!

Por estas fechas los somormujos lavancos son lo más llamativo que puede observarse en la zona, pudiendo disfrutar a placer de su espectacular y elaborada danza de cortejo. Sólo por ello merece la pena acercarse a verlos...

Otros que también andan revolucionados son los andarríos chicos, así como las distintas especies de anátidas y las abundantes fochas.

Con las térmicas se animaron a volar otras especies...

Por las orillas del embalse fueron frecuentes las lavanderas blancas, y en menor medida también sus bonitas primas las lavanderas boyeras.

También las gaviotas patiamarillas que crían aquí se dejaron ver en numerosas ocasiones, patrullando las orillas y merenderos en busca de alimento.

Para concluir esta entrada os dejo con una pareja de cigüeñas que, si todo sale bien, esta primavera sacarán adelante a la próxima generación.

Y así termina una nueva jornada de campo, con observaciones muy poco destacables pero igualmente entretenida. ¡Espero que os haya gustado!