Por las entradas anteriores ya sabéis que el pasado 26 de diciembre Miguel se vino a pasar unos días a Cantabria para disfrutar de las especies invernantes, y tras haber hablado ya de nuestros avistamientos desde los cabos y las observaciones en Santoña, ya sólo me queda hacer una recopilación (que he dividido en dos partes) de los días dedicados a la Bahía de Santander.
El día que llegó, antes de acercarnos a Cabo Mayor para la observación de marinas, estuvimos en la Playa del Camello para deleitarnos con sus confiadas limícolas, con el correlimos oscuro como objetivo principal.
Vuelvepiedras
Correlimos tridáctilo
Correlimos oscuros
También pululaba por ahí un joven cormorán moñudo...
Cormorán moñudo (jov.)
El 28 de diciembre, día posterior a nuestra salida por Santoña, decidimos acudir a primera hora a la dársena de Raos, donde los colimbos grandes y una distante gaviota enana fueron los protagonistas.
Colimbos grandes
Luego nos fuimos hasta Astillero. Una vez allí examinamos con detalle la ría de Boo esperando encontrar alguna serreta mediana, y tuvimos suerte.
Serretas medianas
En la ría también se alimentaban confiadas agujas y zarapitos...
Aguja colinegra
...y en las colindantes Marismas Blancas encontramos una hembra de porrón común con placa nasal procedente de Francia.
Porrón común con placa nasal
De allí nos desplazamos a la ensenada de San Bartolomé. El viento soplaba con fuerza huracanada, y unos chorlitos grises luchaban por mantenerse en el aire.
Chorlitos grises
Como cabía esperar, aquí encontramos las balsas de cientos y cientos de silbones que caracterizan este enclave en la época invernal.
Silbones
El siguiente punto de observación fue la ría de Cubas, donde debido a la marea alta no vimos mucha cosa, salvo unos cisnes y un grupo de zarapitos.
Ría de Cubas
Cisnes vulgares
Zarapitos reales
Entonces decidimos ir a la Junquera, pero eso y lo que vino después ya lo pondré en la próxima entrada, que si no ésta me iba a quedar muy larga...